Aveces solemos confundir el trabajo de un abogado, pensamos que porque perdió el caso es un mal abogado pero no es así en realidad ahi que tener en claro que las leyes se respetan y a si sea un familiar muy cercano y es culpable debemos aceptar la realidad del caso y que cumpla las consecuencias de sus actos.
Un buen abogado:
* Siempre se dirige con ética.
* Persigue un buen caso.
* Confía en su cliente.
* Hace que su cliente confíe en él.
* Intenta ganar por los medios legítimos.
* Sigue alimentando su conocimiento.
* No le dice tener a su cliente los conocimientos de que carece.
Un mal abogado:
* No le importa defender a un violador, siempre y cuando le pague.
* Persigue sólo casos bien remunerados
* Ni siquiera cuestiona la veracidad o ausencia de ella con que se dirija su cliente.
* No le importa cómo ganar, si es que le van a pagar más.
* Soborna, miente, etc.
* Prefiere quedarse con lo que le enseñaron sus profesores, pues igual el cliente paga.
* Si no sabe, inventa.
DERECHO
jueves, 14 de enero de 2016
Ley
Las leyes son delimitadoras del albedria, de las personas dentro
de la sociedad. Se puede decir que la ley es el control externo que existe
para la conducta humana, en pocas palabras, las normas que rigen nuestra
conducta social. Constituye una de las fuentes del Derecho, actualmente
considerada como la principal, que para ser expedida, requiere de autoridad
competente, es decir, el órgano legislador.
La ley es una norma
jurídica dictada por el legislador, es decir, un precepto establecido por la
autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la
justicia cuyo incumplimiento conlleva a una sanción.
La Ética y El Derecho
Ahora bien, el Derecho es mal concebido con mucha frecuencia como simplemente el brazo armado de la Ética, como un sistema de prohibiciones basado en los imperativos morales a fin de que la sociedad se comporte en forma correcta.
Por eso, cuando la creatividad del hombre parece orientarse hacia caminos que pueden ser destructivos, cuando la investigación científica parece salirse de los límites morales, mucha gente se vuelve hacia el Derecho a fin de que colabore con su fuerza coercitiva en poner barreras a esas conductas que se consideran peligrosas e inmorales.
El caso de la oveja clonada es muy ilustrativo en ese sentido. Tanto en el Perú como en el extranjero, hemos escuchado voces que, lejos de saludar con entusiasmo este triunfo extraordinario de la ciencia, claman en nombre de la Ética contra tales experimentos considerando que constituyen una ofensa a la moral y un atentado contra la dignidad humana. Y, como si se tratara de algo absolutamente natural que no merece mayor análisis, esas voces de protesta se dirigen a sus respectivos Gobiernos a fin de que se prohíba mediante una ley ese tipo de investigaciones. Si la moral está en peligro, parece lógico que el Derecho intervenga.
Sin embargo, las relaciones entre la moral y el Derecho son algo más complicadas. Y por eso es conveniente que nos preguntemos sobre la naturaleza y las funciones del Derecho: ¿es realmente el Derecho algo así como el Ministerio de Gobierno y Policía de la Ética? ¿El derecho es simplemente un instrumento imperativo de represión moral de las conductas sociales? Y aun si no fuera solamente ése su papel, ¿puede imponer el Derecho limitaciones a las actividades de los hombres en nombre de la Ética?
Todas ellas son preguntas graves que no intentaré responder concluyentemente. Me voy a limitar a explorar la cuestión y a exponer los puntos de vista de un abogado respecto de las relaciones entre el Derecho y la Ética.
Por eso, cuando la creatividad del hombre parece orientarse hacia caminos que pueden ser destructivos, cuando la investigación científica parece salirse de los límites morales, mucha gente se vuelve hacia el Derecho a fin de que colabore con su fuerza coercitiva en poner barreras a esas conductas que se consideran peligrosas e inmorales.
El caso de la oveja clonada es muy ilustrativo en ese sentido. Tanto en el Perú como en el extranjero, hemos escuchado voces que, lejos de saludar con entusiasmo este triunfo extraordinario de la ciencia, claman en nombre de la Ética contra tales experimentos considerando que constituyen una ofensa a la moral y un atentado contra la dignidad humana. Y, como si se tratara de algo absolutamente natural que no merece mayor análisis, esas voces de protesta se dirigen a sus respectivos Gobiernos a fin de que se prohíba mediante una ley ese tipo de investigaciones. Si la moral está en peligro, parece lógico que el Derecho intervenga.
Sin embargo, las relaciones entre la moral y el Derecho son algo más complicadas. Y por eso es conveniente que nos preguntemos sobre la naturaleza y las funciones del Derecho: ¿es realmente el Derecho algo así como el Ministerio de Gobierno y Policía de la Ética? ¿El derecho es simplemente un instrumento imperativo de represión moral de las conductas sociales? Y aun si no fuera solamente ése su papel, ¿puede imponer el Derecho limitaciones a las actividades de los hombres en nombre de la Ética?
Todas ellas son preguntas graves que no intentaré responder concluyentemente. Me voy a limitar a explorar la cuestión y a exponer los puntos de vista de un abogado respecto de las relaciones entre el Derecho y la Ética.
La Carrera de Derecho
La carrera de Derecho tiene por objeto formar Licenciados en Ciencias Jurídicas que sean capaces de desempeñarse con competencia y responsabilidad en las diversas áreas de ejercicio de la profesión de abogado. Ella brinda al estudiante las herramientas intelectuales y las competencias prácticas para desenvolverse en forma exitosa ya sea como litigante, como asesor o como juez, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
La carrera de Derecho tiene un plan de estudios de cinco años, que incluye: un ciclo de formación básica, orientado a la comprensión del funcionamiento de los sistemas jurídicos modernos y al fortalecimiento de las competencias de lectura critica y análisis; un ciclo de conceptualización, dirigido al logro de una correcta utilización de los conceptos y formas argumentativas propias de las principales disciplinas jurídicas; un ciclo de profundización, a través de la elección de asignaturas optativas de especialización profesional y, finalmente, un seminario de investigacion en el marco del cual se desarrolla la tesis de licenciatura.
Una vez cursadas todas las asignaturas del plan de estudios, para obtener el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral se debe rendir además un examen de licenciatura, que evalúa la comprensión global de las instituciones jurídicas fundamentales estudiadas a lo largo de la carrera.
Ese plan de estudios logra que los abogados egresados de nuestra Universidad se distingan por la solidez de su formación, que les permite abordar eficazmente los nuevos problemas que las complejas y cambiantes relaciones sociales plantean constantemente al derecho. Frente a ellos, están en condiciones de identificar sus aspectos jurídicamente relevantes, obtener y seleccionar los materiales normativos pertinentes (leyes, reglamentos, decretos, jurisprudencia, doctrina) y aplicar las formas de interpretación y argumentación aceptadas en la práctica jurídica. De este modo, su formación no corre el riesgo de quedar obsoleta por los continuos cambios que sufre el derecho, ya que están preparados para enfrentarlos en forma autónoma.
La formación de nuestros estudiantes persigue, además, que ellos comprenden el papel crucial que el derecho tiene para el logro de una convivencia civilizada y justa y que sean consientes de la importancia que tiene, para la vigencia del Estado de derecho, el que la mediación que los abogados ofrecen a los ciudadanos en el acceso a la información jurídica y a la garantía institucional de sus derechos, se realice con excelencia profesional e integridad moral.
Cualidades de un buen abogado
Un buen abogado
Esa buena persona y mejor profesional nace pero también se hace, con compromiso y generosidad por parte de todos, y en ello, naturalmente, la Firma, el equipo, el grupo tiene también una gran responsabilidad. Todos conocemos el dicho de que “para el mal escritor todas las plumas son malas”. Para el mal abogado todos los Despachos son malos y para el mal Despacho todos los abogados serán malos.
Ser un buen abogado es, por tanto, responsabilidad del joven profesional pero también una responsabilidad o una tarea compartida por los Socios y por todos sus compañeros.
La Firma y en consecuencia el propio abogado debe trabajar y mejorar cada día en tres grandes grupos de tareas; las de producción, inversión y gestión, a las que el abogado irá incorporándose y contribuyendo de manera progresiva y debidamente tutelado o apoyado.
Las tareas de producción consisten en captación de asuntos, elaboración de propuestas, estudio de antecedentes, análisis jurídico y fáctico de los asuntos, elaboración de contratos, demandas, notas técnicas, informes, facturación y cobro.
Los objetivos de inversión se consiguen mediante la definición de la misión y visión de la Firma, su posicionamiento, la creación de marca corporativa y personal, establecimiento de alianzas, desarrollo de relaciones institucionales y académicas, gestión del conocimiento, adaptación a las nuevas tecnologías, presencia en foros y también en redes sociales, publicaciones, conferencias, boletines de novedades, impartición de clases, etc.
Las funciones de administración requieren esencialmente a ese nivel; la elaboración regular, preferiblemente diaria de los informes de actuaciones y tiempos y de gastos, archivo físico y digital de los asuntos encomendados, alimentación regular de las bases de datos, colaboración en la redacción de minutas y desglose de actuaciones.
Para el buen desempeño de las labores relacionadas anteriormente se requiere un buen conocimiento técnico, motivación, capacidad de aprendizaje constante, capacidad de expresión clara tanto verbal como escrita pero también cualidades de inteligencia emocional para interactuar leal y adecuadamente con clientes, compañeros y otros profesionales; colegas, procuradores, peritos, jueces, personal de juzgados, notario y personal de la oficina notarial, Registros (mercantil, Propiedad, Oficina Española de Patentes y Marcas) auditores, administradores concursales, prensa, colaboradores, proveedores, etc.
Contar con un buen conocimiento técnico puede lograse con esfuerzo y estudio en una buena Universidad, realización de prácticas profesionales, aprendizaje de idiomas, fundamental al menos un alto nivel de inglés, y estudios de postgrado en la especialidad en la que se tengan mejores cualidades y sobre todo interés.
Posteriormente un buen abogado junior debe tener una alta capacidad de motivación, disciplina y organización para estudiar todos los días y aprovechar las oportunidades del denominado “training on the job”. Para ello nuestra experiencia recomienda leer la prensa general y económica cada día al iniciar la jornada y visitar las bases de datos del despacho y los boletines jurídicos. Reservarse tiempo por las tardes y una sesión más intensa a la semana para un estudio más detenido de las principales cuestiones detectadas.
El aprovechamiento de las oportunidades de aprendizaje durante el desarrollo del trabajo profesional se consigue mediante (i) el estudio de cuestiones colaterales que suscite el específico caso encomendado sin limitarse únicamente a realizar una tarea concreta para salir del paso o atender a la respuesta inmediata solicitada, también (ii) mediante la elaboración de fichas, expedientes técnicos, dosieres y notas técnicas de cada asunto encomendado en la que se haga constar la legislación, jurisprudencia y doctrina consultadas y se describa de un modo trazable el razonamiento fáctico y jurídico seguido para la ejecución del asunto encomendado. Una buena estructura de la misma podría ajustarse al siguiente guion; hechos, cuestiones planteadas, legislación, jurisprudencia, doctrina analizada y finalmente, conclusiones. Asimismo (iii) un inmejorable sistema de aprendizaje consiste en impartir clases, seminarios internos, presentaciones a clientes, en cualquier formato, incluidos los cada vez más populares desayunos de trabajo, redacción de artículos, noticias legales y contribuciones al blog corporativo.
A todo lo anterior ayuda mucho pensar que cada trabajo se realiza directamente para el cliente final no para el compañero que lo ha solicitado. Ver a este compañero como un coach o un mentor o un facilitador pero auto-exigirse como si se estuviese prestando el servicio directamente al cliente final intentando solucionar honestamente y con calidad su problema, atendiendo a su necesidad, con empatía y un filosófico amor por la verdad.
La gestión de la propia carrera profesional dentro del grupo requiere comprensión, disposición, sensibilidad para crear un vínculo sincero y confiable y poder responder a las necesidades ajenas.
Ello debe hacerse desde el respeto a sí mismo y a los demás, con voluntad de servicio y de hacer algo por los demás, asumiendo la propia responsabilidad, no desde el victimismo, sin quejarse, sin prestarse a críticas destructivas ni culpabilizar a otros, con paciencia y humildad para reconocer los méritos de los demás y saber aprender de los compañeros, desplegando una actitud amistosa, de reconocimiento y no desafiante, desde una auténtica aceptación realista de sí mismo y de la situación.
Para un progreso rápido y eficaz, el abogado junior debe aprender a estar enfocado desde el principio. Ello requiere selección de unos pocos objetivos y fijación estricta de plazos. Se debe ser bueno en diversas áreas pero sabiendo ser el mejor en alguna de ellas.
Ni que decir tiene que para el exigente desempeño que hemos dibujado idealmente hasta ahora, como si de una carta a los Reyes Magos se tratase, es necesario contar con importantes cualidades personales o una sana personalidad. Algunos rasgos de la misma ya han quedado dibujados pero a continuación querríamos insistir en algunos de ellos;
Tolerancia a la frustración, no a una enfermiza impulsividad, ansiedad, prisa, avidez, urgencia,
confianza en sí mismo, capacidad de arriesgar, honestidad personal y científica, abordando el quid de cada cuestión sin rehuirlo ni esperar a que se le “escape” a quien le supervisa o al cliente, al juez, al interlocutor en definitiva,enfocarse en lo que puedo ofrecer, dar a los demás, no enfocarse a lo que puedo obtener del otro.
Naturalmente, en general, un mal abogado junior sería un profesional que no desarrollase estas habilidades, actitudes y comportamientos. En particular debe evitar los siguientes incumplimientos.
• En cuanto a organización:
será aquella persona que pueda, sepa y quiera contribuir al buen desarrollo de la Firma, compartiendo misión, visión y valores, debiendo reunir cualidades objetivas pero también una buena adaptación al grupo en el que se integra.Esa buena persona y mejor profesional nace pero también se hace, con compromiso y generosidad por parte de todos, y en ello, naturalmente, la Firma, el equipo, el grupo tiene también una gran responsabilidad. Todos conocemos el dicho de que “para el mal escritor todas las plumas son malas”. Para el mal abogado todos los Despachos son malos y para el mal Despacho todos los abogados serán malos.
Ser un buen abogado es, por tanto, responsabilidad del joven profesional pero también una responsabilidad o una tarea compartida por los Socios y por todos sus compañeros.
La Firma y en consecuencia el propio abogado debe trabajar y mejorar cada día en tres grandes grupos de tareas; las de producción, inversión y gestión, a las que el abogado irá incorporándose y contribuyendo de manera progresiva y debidamente tutelado o apoyado.
Las tareas de producción consisten en captación de asuntos, elaboración de propuestas, estudio de antecedentes, análisis jurídico y fáctico de los asuntos, elaboración de contratos, demandas, notas técnicas, informes, facturación y cobro.
Los objetivos de inversión se consiguen mediante la definición de la misión y visión de la Firma, su posicionamiento, la creación de marca corporativa y personal, establecimiento de alianzas, desarrollo de relaciones institucionales y académicas, gestión del conocimiento, adaptación a las nuevas tecnologías, presencia en foros y también en redes sociales, publicaciones, conferencias, boletines de novedades, impartición de clases, etc.
Las funciones de administración requieren esencialmente a ese nivel; la elaboración regular, preferiblemente diaria de los informes de actuaciones y tiempos y de gastos, archivo físico y digital de los asuntos encomendados, alimentación regular de las bases de datos, colaboración en la redacción de minutas y desglose de actuaciones.
Para el buen desempeño de las labores relacionadas anteriormente se requiere un buen conocimiento técnico, motivación, capacidad de aprendizaje constante, capacidad de expresión clara tanto verbal como escrita pero también cualidades de inteligencia emocional para interactuar leal y adecuadamente con clientes, compañeros y otros profesionales; colegas, procuradores, peritos, jueces, personal de juzgados, notario y personal de la oficina notarial, Registros (mercantil, Propiedad, Oficina Española de Patentes y Marcas) auditores, administradores concursales, prensa, colaboradores, proveedores, etc.
Contar con un buen conocimiento técnico puede lograse con esfuerzo y estudio en una buena Universidad, realización de prácticas profesionales, aprendizaje de idiomas, fundamental al menos un alto nivel de inglés, y estudios de postgrado en la especialidad en la que se tengan mejores cualidades y sobre todo interés.
Posteriormente un buen abogado junior debe tener una alta capacidad de motivación, disciplina y organización para estudiar todos los días y aprovechar las oportunidades del denominado “training on the job”. Para ello nuestra experiencia recomienda leer la prensa general y económica cada día al iniciar la jornada y visitar las bases de datos del despacho y los boletines jurídicos. Reservarse tiempo por las tardes y una sesión más intensa a la semana para un estudio más detenido de las principales cuestiones detectadas.
El aprovechamiento de las oportunidades de aprendizaje durante el desarrollo del trabajo profesional se consigue mediante (i) el estudio de cuestiones colaterales que suscite el específico caso encomendado sin limitarse únicamente a realizar una tarea concreta para salir del paso o atender a la respuesta inmediata solicitada, también (ii) mediante la elaboración de fichas, expedientes técnicos, dosieres y notas técnicas de cada asunto encomendado en la que se haga constar la legislación, jurisprudencia y doctrina consultadas y se describa de un modo trazable el razonamiento fáctico y jurídico seguido para la ejecución del asunto encomendado. Una buena estructura de la misma podría ajustarse al siguiente guion; hechos, cuestiones planteadas, legislación, jurisprudencia, doctrina analizada y finalmente, conclusiones. Asimismo (iii) un inmejorable sistema de aprendizaje consiste en impartir clases, seminarios internos, presentaciones a clientes, en cualquier formato, incluidos los cada vez más populares desayunos de trabajo, redacción de artículos, noticias legales y contribuciones al blog corporativo.
A todo lo anterior ayuda mucho pensar que cada trabajo se realiza directamente para el cliente final no para el compañero que lo ha solicitado. Ver a este compañero como un coach o un mentor o un facilitador pero auto-exigirse como si se estuviese prestando el servicio directamente al cliente final intentando solucionar honestamente y con calidad su problema, atendiendo a su necesidad, con empatía y un filosófico amor por la verdad.
La gestión de la propia carrera profesional dentro del grupo requiere comprensión, disposición, sensibilidad para crear un vínculo sincero y confiable y poder responder a las necesidades ajenas.
Ello debe hacerse desde el respeto a sí mismo y a los demás, con voluntad de servicio y de hacer algo por los demás, asumiendo la propia responsabilidad, no desde el victimismo, sin quejarse, sin prestarse a críticas destructivas ni culpabilizar a otros, con paciencia y humildad para reconocer los méritos de los demás y saber aprender de los compañeros, desplegando una actitud amistosa, de reconocimiento y no desafiante, desde una auténtica aceptación realista de sí mismo y de la situación.
Para un progreso rápido y eficaz, el abogado junior debe aprender a estar enfocado desde el principio. Ello requiere selección de unos pocos objetivos y fijación estricta de plazos. Se debe ser bueno en diversas áreas pero sabiendo ser el mejor en alguna de ellas.
Ni que decir tiene que para el exigente desempeño que hemos dibujado idealmente hasta ahora, como si de una carta a los Reyes Magos se tratase, es necesario contar con importantes cualidades personales o una sana personalidad. Algunos rasgos de la misma ya han quedado dibujados pero a continuación querríamos insistir en algunos de ellos;
Tolerancia a la frustración, no a una enfermiza impulsividad, ansiedad, prisa, avidez, urgencia,
confianza en sí mismo, capacidad de arriesgar, honestidad personal y científica, abordando el quid de cada cuestión sin rehuirlo ni esperar a que se le “escape” a quien le supervisa o al cliente, al juez, al interlocutor en definitiva,enfocarse en lo que puedo ofrecer, dar a los demás, no enfocarse a lo que puedo obtener del otro.
Naturalmente, en general, un mal abogado junior sería un profesional que no desarrollase estas habilidades, actitudes y comportamientos. En particular debe evitar los siguientes incumplimientos.
• En cuanto a organización:
- No mantener listas actualizadas de asuntos en curso, identificando tareas urgentes importantes y poco importantes y tareas importantes a medio y largo plazo.
- No elaborar notas técnicas que recojan los antecedentes estudiados, normas, incluyendo las diferentes redacciones en los periodos afectados, hechos, cifras, importes circunstancias que permitan la trazabilidad de los razonamientos y permitan la revisión del trabajo.
-No archivar adecuadamente en los archivos físicos y digitales del despacho cumplimentando los campos de datos que permitan una posterior búsqueda eficaz del documento, así como identificar por fechas las distintas versiones incluida la definitiva sin género de dudas.
-No mantener la mesa limpia y despejada así como el resto del despacho o espacio que ocupe, teniendo a la vista en cada momento únicamente el asunto en el que se esté trabajando.
-No observar las normas sobre protección de datos.
• En cuanto a formación:
-No aprovechar al máximo las oportunidades del denominado “training on the job”.
-No estudiar las cuestiones colaterales del asunto encomendado sin limitarse a una resolución rápida de la cuestión específica enfrentada.
-No elaborar fichas y/o expedientes y archivarlos adecuadamente sobre algunos temas seleccionados que permitan ir adquiriendo una especialización.
-No mantenerse enfocado sobre determinados asuntos bien seleccionados que faciliten estar actualizado y la rápida elaboración o contribución periódica a Newsletters, artículos, presentaciones y conferencias.
-No divulgar y compartir el conocimiento adquirido (en el trabajo o en cursos internos o externos, asistencia a seminarios y conferencias), participando en las reuniones técnicas del despacho, formando a otros compañeros, haciendo aportaciones a los sistemas de gestión del conocimiento que se encuentren implementados.
-No participar en redes sociales, redes internas y grupos de debate, contribuyendo a estos fines, a la promoción del despacho y a una sana, razonable pero leal promoción personal.
• En cuanto a actitudes y comportamiento:
- No comportarse como un profesional valiente y especial al que le gusta trabajar y le encantan los retos.
-No comprometerse a dar lo mejor de sí mismo cada día, participando de un clima positivo, proactivo y productivo.
-No asumir un compromiso de calidad con el trabajo y de aportación de valor.
-No trabajar contando con los compañeros, en lugar de usándolos.
-No entender el trabajo, contexto, matices y circunstancias, para implicarse y trabajar mejor.
-No comunicar con calidad, con precisión y a tiempo.
-No orientarse a la acción y a las soluciones (“ya está hecho”) en vez de a las excusas y a los problemas (“es que…”).
-No sentir y expresar aprecio a los demás, fidelidad, lealtad, ilusión, entusiasmo e implicación.
- No evitar críticas, chismorreos, bulos.
-Incumplir la máxima de; no hacer/quitar a los demás lo que no quisieras que te hicieran.
- No elaborar notas técnicas que recojan los antecedentes estudiados, normas, incluyendo las diferentes redacciones en los periodos afectados, hechos, cifras, importes circunstancias que permitan la trazabilidad de los razonamientos y permitan la revisión del trabajo.
-No archivar adecuadamente en los archivos físicos y digitales del despacho cumplimentando los campos de datos que permitan una posterior búsqueda eficaz del documento, así como identificar por fechas las distintas versiones incluida la definitiva sin género de dudas.
-No mantener la mesa limpia y despejada así como el resto del despacho o espacio que ocupe, teniendo a la vista en cada momento únicamente el asunto en el que se esté trabajando.
-No observar las normas sobre protección de datos.
• En cuanto a formación:
-No aprovechar al máximo las oportunidades del denominado “training on the job”.
-No estudiar las cuestiones colaterales del asunto encomendado sin limitarse a una resolución rápida de la cuestión específica enfrentada.
-No elaborar fichas y/o expedientes y archivarlos adecuadamente sobre algunos temas seleccionados que permitan ir adquiriendo una especialización.
-No mantenerse enfocado sobre determinados asuntos bien seleccionados que faciliten estar actualizado y la rápida elaboración o contribución periódica a Newsletters, artículos, presentaciones y conferencias.
-No divulgar y compartir el conocimiento adquirido (en el trabajo o en cursos internos o externos, asistencia a seminarios y conferencias), participando en las reuniones técnicas del despacho, formando a otros compañeros, haciendo aportaciones a los sistemas de gestión del conocimiento que se encuentren implementados.
-No participar en redes sociales, redes internas y grupos de debate, contribuyendo a estos fines, a la promoción del despacho y a una sana, razonable pero leal promoción personal.
• En cuanto a actitudes y comportamiento:
- No comportarse como un profesional valiente y especial al que le gusta trabajar y le encantan los retos.
-No comprometerse a dar lo mejor de sí mismo cada día, participando de un clima positivo, proactivo y productivo.
-No asumir un compromiso de calidad con el trabajo y de aportación de valor.
-No trabajar contando con los compañeros, en lugar de usándolos.
-No entender el trabajo, contexto, matices y circunstancias, para implicarse y trabajar mejor.
-No comunicar con calidad, con precisión y a tiempo.
-No orientarse a la acción y a las soluciones (“ya está hecho”) en vez de a las excusas y a los problemas (“es que…”).
-No sentir y expresar aprecio a los demás, fidelidad, lealtad, ilusión, entusiasmo e implicación.
- No evitar críticas, chismorreos, bulos.
-Incumplir la máxima de; no hacer/quitar a los demás lo que no quisieras que te hicieran.
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Algunas Funciones de un Abogado
A modo de resumen y de un modo global, las funciones de un abogado serían las siguientes:
- Defensa de los intereses de su cliente en todo tipo de procedimientos judiciales, en el ámbito de cualquier jurisdicción.
- Negociación y redacción de cualquier tipo de contratos, ya sean públicos o privados.
- Defensa de sus intereses en materia urbanística, actuando en caso que sea preciso ante las distintas administraciones.
- Asesoramiento y actuación en todo tipo de operaciones inmobiliarias, especialmente en caso de compraventa y arrendamiento de inmuebles o fincas, mediante la redacción legar de los documentos y contratos necesarios para llevar a cabo la operación legal.
- Asesoramiento fiscal y preparación de todo tipo de declaraciones y obligaciones fiscales y tributarias.
- Actuación en materia testamentaria, mediante la redacción de testamentos, particiones hereditarias, declaraciones de herederos sin testamento, y los procedimientos judiciales que se puedan dar en esta materia.
- Redacción de capitulaciones matrimoniales.
- Asesoramiento gestión de derechos en materia de propiedad intelectual e industrial.
- Reclamación de todo tipo de deudas y obligaciones contractuales.
- Intervención en todo tipo de negociaciones laborales.
- Redacción de escritos y recursos que deban presentarse ante las distintas administraciones en materia administrativa, así como defensa ente imposiciones de sanciones o multas por parte de cualquier organismo.
- Mediación en cualquier tipo de conflicto, ya sea laboral, empresarial, vecinal, familiar, etc.
- Constitución, gestión y disolución de cualquier tipo de sociedad mercantil o civil, así como asesoramiento en materia de derecho empresarial.
- Intervención en calidad de árbitro en cualquier disputa o conflicto entre empresas o personas.
- Reclamaciones a las compañías aseguradoras en el caso de accidentes, ya sea a los responsables o a las administraciones.
- Reclamación y gestión de derechos y pensiones a la Seguridad Social, en materia de desempleo, maternidad, incapacidades, jubilación, etc.
Todo lo expuesto, lo es a modo de aproximación, pues existen abogados excepcionalmente especializados, que le podrán ayudar en cualquier problema jurídico que se le pueda presentar.
El derecho es el conjunto de reglamentaciones, leyes y resoluciones, enmarcadas en un sistema de instituciones, principios y normas que regulan la conducta de humana dentro de una sociedad, con el objetivo de alcanzar el bien común, la seguridad y la justicia. Ser abogado no es fácil aveces toca defender a personas culpables pero debido a las circunstancias y como es su trabajo tiene que defender a su cliente siempre.
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